Lunes
¿Hay esperanza? ¿La quiero?
Ahora mismo dudo de mi presente, pero ¿acepto? No.
Cartas salomónicas en presente redención,
escribo desde el viernes (un viernes lejano, aun irreal).
Escribo sobre un perdón buscado, todo ácidamente normal,
me piden que me arrodille en agnóstica genuflexión ante mi señor tiempo.
Creo que quemare su liturgia, hoy Señor tiempo no puedo ver más allá.
Las luces del teatro se apagan pero no hay túnel,
tampoco lógica salida.
Ahora existo con la máxima expresión de desear no hacerlo.
Existo como nunca, extremadamente vivo, en impensable contradicción.